Catalina
Hoy parece un bonito y perfecto día para morir.- dijo ella mientras se miraba en el espejo y acomodaba insistentemente su largo cabello. - ¿Y por qué morir? Te preguntarás – agregó a la vez que volteaba la cabeza y lo miraba con aquellos ojos coquetos que tanto lo enloquecían, parecían a punto de arder por la pasión que destilaban en aquel preciso momento.
¿Y por qué no? – siguió, al tiempo que se acercaba a él, inundando la habitación con el sonido del lento repicar de su stilettos con el suelo de madera - Si en este mundo no hay más que realidades absurdas y muñecos que se hacen llamar humanos. ¿Por qué seguir caminando entre esta serie de robots que solo saben activar su botón de autodestrucción? ¿Por qué continuar entre barcos de papel y sueños perdidos? Aquí, donde las historias son infinitas y el cielo siempre es gris, donde la cordialidad y la hipocresía se han unido, donde no queda nada, y nada parece serlo todo. Donde la capacidad de esos robots ha sido reducida a su mínima expresión, carentes de todo sentimiento real y portadores de la nulidad del viento…. Aquí las nubes son de metal, brillantes y pesadas; la lluvia quema al tocar mi piel, arrugada y marchita, huraña a toda caricia; mis ojos no se adaptan a las escamas de los demás, fulgurante e hiriente es la luz que emiten… todo queda expuesto y ardiente, ¡consumiéndose!, ¡consumiéndose en su perdición!... ¿Y aun así me preguntarás porque quiero morir?, y te respondo- ¿Cómo podría seguir viviendo en este mundo maldito a la vez que siento los pedazos de este órgano latir en mi interior?.
Cri Rivera*._
No hay comentarios:
Publicar un comentario